Desde el punto de vista de la psicología: La resiliencia es la capacidad de saber afrontar acontecimientos adversos de forma constructiva; adaptarse y fortalecerse al pasar por un suceso traumático. que se puede aprender y desarrollar a lo largo de la vida. Para ser una persona resiliente hay que aprender a identificar, aceptar y gestionar las emociones. En este proceso, juega un papel clave la interpretación o valoración que nosotros mismos hacemos de las situaciones que vivimos, ya que nuestra reacción emocional normalmente derivará de esta interpretación. Es importante tener claro que no son las situaciones en sí mismas las que definen las emociones, sino la valoración personal que hacemos de cada situación.
Aveces no podemos modificar las situaciones, pero si podemos aprender a modificar la forma de interpretación. Analicemos el Decálogo:
- Evitar ver las crisis como problemas insuperables.
- Aceptar que el cambio es parte de la vida.
- Dirigirse hacia los propios objetivos.
- Ejecutar acciones decisivas.
- Fomentar el autodescubrimiento.
- Alimentar una visión positiva de uno mismo.
- Ver las cosas en perspectiva (evitar hacer una montaña de un grano de arena).
- Mantener la esperanza (actitud optimista).
- Establecer y mantener relaciones (familiares y sociales).
- Buscar otras formas útiles de potenciar la resiliencia.