Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él.

Efesios 1:4

Los científicos dicen que el universo, incluyendo la tierra fueron creados hace unos 12 mil a 15 mil millones de años. Tienen varias teorías como la del Big Bang, Inflacionaria, Oscilante, Estado Estacionario, Pulsante, En expansión etc. Desechan en su mayoría, la creación desde el punto de la Biblia según el libro de Génesis.

Nosotros los que creemos en la revelación de Dios por medio de la revelación natural, por su palabra Antiguo Testamento de la Biblia y por máxima revelación por medio de Jesucristo. El apóstol Pablo les escribe a los cristianos de Efeso, que Dios los escogió a ellos y a nosotros antes de la creación del mundo, aunque faltaba mucho para que naciéramos en este mundo, Dios había determinado que tú, yo y toda la humanidad y aún los que todavía no nacen que tendríamos existencia en este planeta por su soberanía y que fuéramos para su gloria, para que cumpliéramos el propósito de nuestra existencia.

El apóstol dice que vivamos nuestra existencia los años que sean teniendo una vida de pureza, limpia, justa y honesta sin prácticas inmorales, idólatras, satanistas y corruptas o desviadas a su propósito. En Jesucristo, Dios se dignó darnos una categoría más de criaturas, nos adoptó como sus hijos por su gran misericordia, amor y justicia por medio de su Hijo, nuestro Salvador y Señor. Necesario y urgente es preguntarnos, ¿por qué nací? ¿por qué estoy en este mundo? La respuesta está en Jesucristo, Él fue un hijo que cumplió la voluntad de su Padre hasta morir por el género humano imperfecto y caído de su estado de santidad o pureza. Eso es lo que Dios quiere de nosotros, que imitemos a Jesús el Cristo y vivamos una vida realizada, feliz y en paz.

Es tiempo de hacerlo porque el tiempo se está acortando para que muramos físicamente, lamentablemente nosotros no podemos decidir cuándo, a menos que experimentemos una locura mental, emocional y nos suicidemos, eso nos llevaría a perdernos para siempre en la eternidad. Sigue a Jesucristo y conviértete en un discípulo de Él.

Lee Efesios 1:4-6