Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
Evangelio de Juan 8:12
El ser humano sin Dios y sin Cristo está viviendo en oscuridad espiritual, vive a tientas, con inseguridad, porque reconoce que la muerte es un asunto real, latente para cada ser humano, nadie sabe el futuro o qué sucederá el día de mañana.
Muchos no buscan la luz en medio de sus situaciones adversas. Dice la Biblia: “Necio es el corazón, ¿quién lo entenderá?”. Los que oyeron a Jesús decir esta declaración y aseveración se burlaron de El. En toda época el ser humano se mofa o se tapa los oídos, hasta que llega lo inevitable, la muerte y muere en su necedad inesperadamente. Otros buscan a Dios demasiado tarde. Algunos en situación de peligro o en la enfermedad lograron estar en paz con Dios, recibiendo la luz de Cristo Jesús, salieron de esa terrible oscuridad a la luz y decidieron seguirlo. Recibieron la justificación de Dios, que consiste en el perdón de sus pecados en arrepentimiento por haber confiado en Jesús quien llevó sus pecados en la cruz del calvario.
Es mejor tomar la decisión oportuna y en forma sincera de la luz que libera de la oscuridad, Jesucristo, invitándole a entrar a tu vida, que salve tu alma para vivir en El y tener la seguridad de que cuando llegue el momento de morir físicamente te recibirá en su gloria eterna. “Ven a la luz, ya no vivas en temor.”
Lee Juan 8:12-17