“Dichoso el que resiste la tentación, porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quiene lo aman.”

Carta de Santiago 1:12

La tentación es acceder a lo que el diablo quiere, es la provocación o incitación de obedecer o no obedecer, hacer o no dejar de  hacer y decir o no decir. La tentación es poner a examen la capacidad del ser humano a la resistencia. Pero, frecuentemente cae en ellas por la naturaleza caída que todos tenemos. Respecto a los hijos de Dios o seguidores de Jesucristo, la tentación es la prueba de nuestra fe en Cristo, quien fue tentado en todo a nuestra semejanza y no fue derrotado, ni pecó porque dependía del Espíritu Santo y de su comunión íntima con su Padre celestial. El cristiano frente a  la tentación y a las dificultades de la vida, sí es posible que salga victorioso ante ellas, si depende del Espíritu Santo a semejanza de su Señor. El Señor Jesús oraba muy de mañana, en el atardecer o de noche, siempre buscó estar solo para tener quietud, en ese tiempo de comunión con Dios, con su Padre amado para recibir fortaleza y aprobación sobre su ministerio. También oró en público para realizar algún milagro sobresaliente, como el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces, ante la tumba de su amigo Lázaro de Betania para resucitarlo o en alguna otra ocasión. Su testimonio de fe en la voluntad del Padre y que la gente creyera que era Él era hijo de Dios y enviado por Él para redención del pueblo judío y del ser humano.

Las tentaciones son diversas, algunas se presentan por la propia naturaleza caída del hombre, es imperfecto y susceptible para errar o sucumbir ante la tentación, como una trampa que no puede evitar. También la tentación es provocada por el enemigo de Dios, de Cristo y del ser humano. Un consejo es, estar expectante para discernir la tentación, que se nos presente en nuestras relaciones humanas, eso incluye la familia. Recuerda que la tentación es una provocación. Segundo consejo, no descuidar la comunión con Dios por medio de Cristo, con la oración y con la lectura y el estudio de su Palabra. Tercer consejo, depender del Espíritu Santo para resistir al tentador y este se alejará de nosotros. Cuarto consejo ser un adorador con la comunidad cristiana y servir en algún ministerio de servicio a la gente que nos necesite. La promesa es: “que si resistimos la tentación, al ser aprobados recibiremos la corona de la vida que Dios nos dará.”

Lee Santiago 1:12-18