“La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo…” Esto les dijo Jesús a sus apóstoles.
Evangelio de Juan 14:27
Si has leído o estudiado la Biblia te habrás dado cuenta que en las enseñanzas del Rabí de Galilea Jesús, se expresa por medio de comparaciones o contrastes, ejemplos: el rico y el pobre, la luz y las tinieblas, el sabio y el necio, y otras enseñanzas más.
En este tema, Jesús contrastó la paz que viene de Dios y la paz que ofrece el mundo, es decir la humanidad. Este mundo que habitamos ha experimentado revoluciones internas o en un mismo país, o nación contra nación o naciones contra otras naciones. La humanidad ha experimentados dos guerras mundiales y posiblemente no pasará mucho tiempo para que se de una conflagración mundial en las que millones de personas morirán. Ejemplo Rusia contra Ucrania. A esto se refiere Jesús, la paz de él es muy diferente a lo que ofrece el mundo. —Porque esa paz sobrepasa cualquier dificultad. El dijo: “en el mundo tendrán aflicción pero confíen yo he vencido al mundo.” Lo hizo, ofreció su vida para rescatar a la humanidad, obtuvo la victoria sobre lo que lo esclavizaba, porque el diablo tenía el dominio y control del mundo.
La paz de Jesús excede nuestro entendimiento, no lo podemos razonar o perfectamente comprender; cuando él entró a nuestro ser tomó el control y nos dio tranquilidad espiritual, seguridad incomprensible.
La paz de Dios se extiende a todos sus hijos y seguidores de Cristo, no es exclusivo para los religiosos o para los judíos, sino para todo aquel que desea recibirla.
La paz de Dios permanece en nuestro ser cada día y en cada momento, no se pierde aún en medio de los conflictos, pruebas, tribulaciones de las cuales nadie escapa, pero hay paz, reconociendo que Él está con nosotros en su Espíritu para consolarnos, darnos ayuda y dirigirnos en lo que es necesario. Vale la pena, da mucha satisfacción la paz espiritual del Señor por ser totalmente integral: espíritu, alma y cuerpo.
Lee Juan 14:25-27