El apóstol Pablo reconoce que Las Sagradas Escrituras es inspirada y tiene cuatro propósitos:

La Biblia o palabra de Dios nos instruye en toda Justicia, aquí se refiere a la santidad de vida, aunque somos justificados por Jesucristo por medio de su sangre, declarándonos, Dios su Padre inocentes o sin culpa por nuestros pecados porque todo eso lo puso sobre Cristo crucificado, nuestra maldad, injusticia e impiedad todo eso lo llevó Él en su muerte. Por lo tanto, la Palabra de Dios nos ayuda a buscar esa justicia de Dios, viviendo delante de Él con limpia conciencia, con madurez espiritual y madurez moral. También nos enseñará a practicar su justicia en todo lo que hagamos, en forma particular con los demás creyentes y no creyentes en Cristo, ante la ofensa y las malas intenciones de ellos estemos prestos a otorgarles el perdón y restaurar esa relación quebrantada con ellos.

Todo esto hace la Palabra de Dios, por lo tanto, determinemos usar tiempo para leerla, estudiarla y memorizar tantos versículos o capítulos podamos. El versículo termina haciéndonos la observación: “A fin de que el siervo de Dios esté enteramente  capacitado para toda buena obra.”

Toma la decisión de buscar de su sabiduría para enriquecer tu vida espiritual y toda área de tu vida. Yo, ya tomé esa decisión desde hace algunos años y he crecido en mi vida cristiana, siguiendo a la meta que es Cristo Jesús con el favor y la ayuda del Espíritu Santo.

Lee 2 Timoteo 3:16-17