Con Su Muerte, Jesús Redimía Al Hombre De Sus Pecados

Pagaba el rescate. En su obra terrenal no tenía un carácter final. Su muerte era más bien el pago a la justicia divina. El error de algunos de sus discípulos fue tomar la muerte de su Maestro como la culminación de un proceso en su vida. Aunque Jesús les advirtió que padecería mucho por parte de los ancianos, sacerdotes, y de los escribas y sería muerto, pero resucitaría al tercer día. Y sucedió como El lo dijo. Jesús el Mesías, Hijo de Dios, prometido al pueblo de Israel para ser Salvador de todas las naciones, murió para redimirnos de nuestros pecados, ser herederos de la vida eterna y adoptados por Dios como sus hijos. Quien no lo reconoce como Salvador está bajo condenación y la condenación es estar separados de Dios eternamente. El lo dijo en el Evangelio de Juan 3:17-18: “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en “él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.”

Esta es nuestra tarea con urgencia, compartir el amor de Dios, el sacrificio de Jesús para que otros se salven de la condenación eterna al morir físicamente. Cuando tomamos la Cena del Señor, damos testimonio de nuestra fe y obediencia a El.

Lee Juan 3:16-21