“Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen a conocer la verdad. Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien dio vida como rescate por todos. Este testimonio Dios lo ha dado a su debido tiempo.”
1a. Carta del apóstol Pablo a Timoteo 2:1-6
Este es un pasaje que acentúa la universalidad de la salvación. El deseo del corazón de Dios es que todos los seres humanos sean salvos, no quiere que nadie se pierda (Juan 3:16), esta es la razón del sacrificio de Cristo muriendo en la Cruz del calvario por toda la humanidad perdida.
El apóstol Pablo está haciendo esta recomendación a Timoteo que se hagan oraciones en favor de toda la gente. Juan Knox -reformador religioso- escribe en su traducción de la Primera Confesión Suiza: “El fin y la intención de las Escrituras es declarar que Dios es benévolo y amistoso para con los hombres; y que ha declarado esa bondad en y a través de Jesucristo, su único Hijo; esa bondad se recibe por fe.” Por eso la oración de intercesión debe alcanzar a todos. Todo ser humano debe tener la oportunidad de ser salvo y recibir al único Salvador que lo puede acercar y reconciliar con el Dios verdadero, quien desea, que nadie se pierda sino que todos tengan vida nueva y eterna procediendo al arrepentimiento para con Él.
El apóstol hace una recomendación de énfasis, orar por los gobernantes y por todas las autoridades, las persecuciones por la fe en Jesucristo en los siglos pasados y en este presente siglo han sido crueles e injustas, es importante por lo tanto orar por estas personas que gobiernan en todos los países del mundo, para que se conviertan a Cristo o por lo menos que sean tolerantes y justos con los creyentes y seguidores de Jesucristo. Sean gobernantes de una nación, de una provincia o de una ciudad. También, no nos cansemos de orar por los familiares, amigos, conocidos y por toda persona, para que crean y reciban el Evangelio, las buenas noticias de Cristo.
Lee 1 Timoteo 2:1-8