Cuando te vas a dormir por la noche, casi nadie se duerme en el primer minuto al poner la cabeza sobre la almohada, algunos se tardan algunos minutos, otros nos tardamos media hora o un poco más. ¿Mientras te duermes en qué piensas? Algo pendiente sin hacer, algún problema, tu enfermedad, algún ser amado ausente, una necesidad, etc.
Estaba acostado de espaldas, ambas manos bajo la cabeza haciendo de almohada, y la vista fija en el techo. Las sienes le palpitaban, el corazón le latía con angustia, las lágrimas a punto de salir, su mirada más allá del techo con incertidumbre, absorto. Su mente trabajaba arduamente, sus pensamientos entretejidos una y otra vez en busca de una respuesta, lograr ese deseo que se le hacia imposible, el tenerlo o no le iba consumiendo la existencia. ¡Era este un hombre! No, eran tres hombres con la misma ansiedad, pero, con tres motivos distintos:
(1) Uno de ellos era un enfermo en un hospital, deseaba la salud, al día siguiente entraría al quirófano para una cirugía, sufría de cancer. Mañana le dirían : Todo ha salido bien, no se preocupe. O le dirían: Lo sentimos, su tumor es inoperable. (2) El otro hombre es un preso en la cárcel, está ahí por luchar por la libertad de muchos de sus compatriotas que no la tienen y ahora el la ha perdido definitivamente. (3) El tercer hombre es un enamorado, un joven que arde en llamas de pasión por una mujer maravillosa y ha sido dada a otro en casamiento, el joven sufre, llora por su amor imposible. También el profeta Isaías, siervo del Dios altísimo está en su cama mirando el techo, pensando y considerando el tremendo peso que lleva en su corazón, desde el día que fue comisionado por Dios para llevar el mensaje de advertencia y de juicio a su pueblo Israel por sus pecados. El profeta sabe que hay un juicio pendiente sobre su apreciada ciudad y sobre todo el reino. Los caldeos vendrán con sus ejércitos y van a cercar la ciudad, la combatirán, la destruirán y se llevarán a muchos de sus compatriotas cautivos. Por eso está preocupado y pensativo. Escribe con un sentido de urgencia y con vehemencia intensamente, diciendo: “Todo mi ser te desea por las noches; por la mañana mi espíritu te busca. Pues cuando tus juicios llegan a la tierra, los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia” (Isaias 26:9). Este hombre no busca salud, tampoco busca libertad, tampoco a la mujer amada. —El profeta Isaías busca especialmente: conocer a Dios.
Cuatro cosas se puede extraer de estas palabras del profeta:
(1) El anhelo profundo del alma “todo mi ser te desea. “
(2) La ocasión permanente de la vida: “por la mañana mi espíritu te busca . . .en la versión 60 de la Biblia dice: “en tanto me dure el espíritu dentro de mi…” es decir mientras tenga vida.
(3) La decisión impostergable: “en la mañana mi espíritu te busca”
(4) La convicción razonable. “Pues cuando tus juicios llegan a la tierra, los habitantes del mundo aprenden justicia.
Han pasado largos siglos desde que el profeta Isaías escribió estas palabras. Muchos juicios de Dios han caído sobre el mundo, en este tiempo está presente uno, la pandemia del covid-19 y vendrán más hasta que venga el final y el más grande juicio. ¿Qué es lo que una persona prudente, sabia e inteligente debe hacer y todo ser humano?, lo mismo que hizo el profeta Isaías: buscar a Dios. Hazlo pronto no pierdas tiempo.
Lee Isaías 26:7-10