Leí, no hace mucho, acerca de una joven que desesperadamente se suicidó. En una carta dirigida a sus padres explicó las razones de su trágica decisión. Sus padres decidieron publicar su historia con el fin de salvar otras vidas. Ella había dejado la casa de sus padres para continuar sus estudios universitarios en otra ciudad distante. Su falta de experiencia, más falsos conceptos sobre la moralidad permisible la llevaron a prácticas indecorosas, adquiriendo vicios y ciertas costumbres que afectaron su salud y su reputación. Aún sus amigos y conocidos de la universidad se alejaron de ella para no ser señalados como lo hacían con ella. Fue a estas alturas que ella decidió terminar con su existencia física, una vida, vacía, frustrada, solitaria y sin amigos y desde su punto de vista sin esperanza. Esta no es, como pudiera suponerse una historia extraordinaria pues lo cierto es que hay millones de personas viviendo bajo las mismas frustraciones aunque provocadas por otras circunstancias. Pero la historia ilustra verdades que están claramente sugeridas en lo que dijo el apóstol Pablo a los cristianos romanos.

Él Indicó Que En El Pasado Hay Cosas Que Avergüenzan. Su carácter y su naturaleza son abominables ante Dios, él las califica como pecado. El apóstol dice que cuando nos esclavizamos al pecado en cualquiera de sus formas “no nos importa mucho la virtud”. Pero un día, esas cosas erróneas nos avergonzarán.

El Apóstol Pablo Indica Que En El Presente Tenemos La Libertad A Nuestro Alcance. Esto es la libertad del pecado. Si aceptamos esta libertad inspirará en nosotros paz mental, serenidad emocional; es libertad del pasado, éste no podrá condenarnos, no viviremos con culpa de lo que nos avergonzaba. Podemos ser libres solamente si venimos a Jesucristo, el gran libertador del ser humano. Él expresó “si el Hijo los libertare, serán verdaderamente libres”.

El Apóstol Nos Indica, Que En Nuestro Futuro Hay Un Beneficio Duradero.

Dios nos da un regalo por medio de Su Hijo El Salvador: Una vida plena, feliz y con propósito y la garantía que es eterna. Cuando nosotros dejemos este mundo entraremos a disfrutar esa vida permanente con Dios. ¡Sé libre!

Lee Romanos 6:20-23