Puedes identificar, ¿Cuál fue el mayor error que has cometido en tu vida? Posiblemente respondas, son tantos, que no sé cuál fue mi más grande error.
A veces nuestros errores no tienen consecuencias. Recibiste el perdón, corregiste el asunto y otros son irreparables. En el libro de Génesis capítulo 25, tenemos la historia de los mellizos, su madre Rebeca experimentaba en su embarazo una lucha de estos bebés en formación que luchaban entre sí, ella fue a consultar a Dios el Señor y Él le respondió: “Dos naciones hay en tu seno; dos pueblos se dividen desde tus entrañas. Uno será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor”. Los mellizos nacieron, al primero le pusieron por nombre Esaú y al segundo Jacob, crecieron, Esaú era hombre de campo y excelente cazador, mientras que Jacob era un hombre tranquilo que prefería la vida hogareña. El padre Isaac prefería a su hijo Esaú, porque le gustaba comer de lo que él le traía de lo que cazaba. La madre Rebeca amaba más a Jacob. Un día Esaú se fue a cazar y no logró nada, venía cansado y hambriento, su hermano estaba cocinando un buen guisado y Esaú le pidió de comer, Jacob nada tonto y aprovechado, antes de darle de comer le pidió que le vendiera sus derechos de primogénito bajo juramento y Esaú accedió por el hambre que tenía; jurando que renunciaba a sus derechos y cediéndolo a su hermano Jacob. Sació su hambre con un plato de lentejas, sin ningún remordimiento de haber tenido en poco los derechos y beneficios que tenia por ser el primogénito de la familia. Los errores que muchos cometen por decisiones sin pensar o apresuradamente se pagan por un momento de placer.
Continúa…
Lee Génesis 25:19-34