Casi toda la humanidad de cada generación recuerda la semana llamada santa, también llamada pascua cristiana. Los judíos inician la Pascua, con el Seder de Pesaj (cena), en la que recuerdan la salida del pueblo de Israel de Egipto bajo el liderazgo de Moisés, hace 3333 años según su registro. Esa noche 14 del mes de abib (marzo-abril), cada familia cenó carnero asado, hierbas amargas (lechuga, rábanos, perejil, apio) y pan de cebada llamado pan ácimo (después de la conquista de la tierra de Canaan agregaron a la cena fruta picada de manzana, pera, nueces con miel o vino y 4 copas pequeñas de vino rojo fruto de la vid). En la actualidad en lugar de carnero, ponen en el plato un hueso con poca carne de pollo, un huevo cocido, o una papa, la cena de la pascua se ha hecho universal en su práctica por la dispersión de los judíos en muchos países. Además significaba la salvación de los primogénitos del pueblo de Israel. Usaron la sangre del cordero poniéndola en las puertas de sus viviendas para que el ángel de la muerte pasara de largo. En cambio ese angel de Dios mató a todos los hijos primogénitos de los egipcios (Éxodo 12:1-28).
Jesús en su última semana de vida y sus discípulos también celebraron el Seder de Pesaj con sus discípulos.
En esa última semana de Jesús tuvo: (1) Notables enseñanzas en parábolas, profecía sobre las señales del fin del mundo y de su inminente regreso. (2) También controversias con los líderes del templo, fariseos, saduceos, herodianos, etc. (3) Jesús denunció la hipocresía de los fariseos en el capítulo 23 del evangelio de Mateo. Y expresó en los versículos 33-39 con mucha tristeza el rechazo de los judíos de todas la épocas, la misericordia y el amor de Dios. Jesús con voz fuerte dijo: “!Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! !Cuántas veces quise reunir a tus hijos , como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste! Pues bien, la casa de ustedes va a quedar abandonada. Y les advierto que ya no volverán a verme hasta que digan: “!Bendito el que viene en el nombre del Señor!”
Este lamento de Jesús constituye el discurso de despedida, el “adiós”, que fue dirigido a las multitudes. En el lamento se resume el deseo eterno de Dios de abrigar a los israelitas bajo sus “alas” protectoras. Como dice el Salmo 36:7 “¡Cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! Todo ser humano halla refugio a la sombra de tus alas” Isaías 31:5 “Como aves que revolotean sobre el nido, así también el SEÑOR Todopoderoso protegerá a Jerusalén; la protegerá y la librará, la defenderá y la rescatará.”
Jesús hizo todo lo posible en varias ocasiones de que creyeran en El como el enviado del Padre, pero ellos nunca quisieron. La expresión de Jesús “cuántas veces quise reunir a tus hijos…” (37b) Se refiere posiblemente, a varios viajes que hizo a Jerusalén durante su ministerio. El apóstol Juan menciona hasta cinco visitas (2:13; 5:1; 7:14; 10:22; 12:12).
Continúa…
Lee Mateo 23:33-39