“Queridos hermanos, quiero recordarles la buena noticia (Evangelio) que les di. Ustedes la recibieron con gusto y confiaron en ella. Si continúan confiando firmemente en esa buena noticia serán salvos. Pero si no de nada les serviría haberla aceptado. Lo primero que les enseñé fue lo mismo que yo aprendí que Cristo murió en lugar de nosotros que éramos pecadores. Tal como lo enseña las Escrituras, fue sepultado, y al tercer día, Dios lo resucitó. Primero se le apareció a Pedro, y después a los 12 apóstoles. Luego se le apreció a más de quinientos de sus seguidores a la vez. Algunos de ellos todavía vive, y otros ya murieron. Mas tarde se le apareció a Jacobo y luego a todos los apóstoles. Por último, se me apareció a mí.”
1 Corintios 15:1-8 (TLA)
En todo el capítulo 15, de esta primera carta enviada a los creyentes en Cristo de Corinto, el apóstol Pablo expone enseñanzas sobre la resurrección de Cristo, sus apariciones; la resurrección de los muertos en el tiempo final y explica el proceso del cuerpo resucitado de los creyentes.
Respecto a la resurrección de Cristo, enfatiza a sus lectores y también a nosotros la importancia de este evento, que testifica que Jesús el Cristo si murió tal como lo dijeron los hombres y mujeres que lo habían seguido y creído en Él, fue sepultado en una cueva, sepulcro de José de Arimatea, la tumba fue cerrada con una enorme piedra y sellada con el sello Imperial Romano ordenado por Poncio Pilato a los soldados romanos y protegida por ellos mismos, a petición de los sacerdotes del templo y principalmente por los sumo sacerdotes Anás y Caifás, arguyendo que Jesús había prometido resucitar al tercer día, pero que, con toda seguridad, sus discípulos intentarían robar el cuerpo y decir que resucitó. Eso dijeron ellos a Pilato y que sería lo más absurdo y aberrante engaño. Fue por eso, el sello y la guardia.
Los argumentos que presenta el apóstol Pablo sobre la resurrección de Cristo lo hace en base de sus apariciones a cada uno de los discípulos mencionando sus nombres, más la multitud que lo vio cuando Cristo ascendió al cielo, pero su mayor argumento del apóstol Pablo es su propio testimonio, de que se le apareció Cristo a él, a partir de entonces su vida dio un giro de 360 grados, porque después de ser perseguidor de los creyentes a quien metía a la cárcel, los maltrataba, y algunos fueron muertos, así como confiscar sus bienes, al convertirse en creyente y discípulo de Cristo Jesús, fue el más grande exponente del evangelio al mundo gentil en las naciones del imperio romano. Solo los incautos, incrédulos, enemigos del evangelio y de Cristo no creen que Él haya venido de Dios, morir por la humanidad pecadora y haber resucitado, muy lamentable para ellos y para los que se cierran a la verdad del evangelio.
Pero, ¡Cristo vive! Y sus millones y millones de seguidores en todas las épocas dan testimonio de su resurrección.